María Magdalena
A través de Pamela Kribbe
2012 – www.jeshua.net
Traducido del inglés por Sandra GusellaQueridos amigos,Los
tres estamos presentes aquí hoy: Jeshua, María y María Magdalena. Nos
sentimos honrados de estar aquí con ustedes. Nosotros los vemos como
nuestros hermanos y hermanas. Somos uno en el corazón y para mí, Jeshua,
es especialmente liberador estar aquí junto con mis amigas mujeres
porque yo soy quien suele ser el representante de la energía Crística.
Sin embargo esa no es toda la verdad. En mi vida hubo mujeres a mi lado
quienes fueron esenciales en mi misión. En aquellos tiempos no era
aceptable que las mujeres hicieran lo que yo hice, ser un maestro
público. Pero mi madre y María Magdalena ambas eran guerreras
espirituales. Ellas me ayudaron a plantar las semillas de la conciencia
Crística.
Hoy hablamos de las energías masculina y femenina. Mi
compañera de alma femenina y yo hablamos en una sola voz. En su historia
la energía femenina ha sido lastimada de un modo profundo. Esto ha
tenido importantes consecuencias tanto para las mujeres como para los
hombres en la Tierra. No son sólo las mujeres quienes has sufrido por el
dominio masculino, los hombres también han sido heridos.
Primero
discutiremos sobre la herida femenina. Les pedimos que imaginen a una
persona femenina. Ella representa a la totalidad de la energía femenina.
Ahora la energía femenina ha sido degradada y tratada con violencia. El
efecto que esto ha tenido en las mujeres es que ellas se retiraron de
la parte más baja del cuerpo donde reside su poder. Especialmente cuando
ha habido violencia sexual, el trauma emocional hizo que las mujeres
retiraran su conciencia de la parte más baja de su cuerpo. Se volvió
difícil para ellas tener conciencia de ellas mismas y estar arraigadas.
Imaginen a una mujer en frente de su tercer ojo. Ella representa la
energía colectiva de las mujeres. En esta imagen ustedes pueden ver que
hay una especie de hueco en el área del vientre. Ella ha quitado su
conciencia de esta área y se siente insegura porque carece de cimientos.
Dentro de su vientre ustedes pueden oír gritos de angustia y de dolor. Y
quisiéramos invitarlos a todos ustedes, tanto hombres como mujeres, a
irradiar luz hacia esta mujer, hacia su vientre. De este modo ustedes
también se lo están dando a ustedes mismos.
Ahora quiere hablar María Magdalena.
Yo
soy María Magdalena. Los amo profundamente. Siempre estoy con ustedes.
Yo me he elevado sobre la herida femenina y ahora deseo tocar muy
suavemente esta área de dolor para ayudar a las mujeres a sanar. Me
gustaría verlas nacer otra vez con alegría y firmeza, de modo que el
poder de lo femenino pueda regresar de un modo pacífico. Yo no deseo
luchar o pelear. Vengo en paz y tengo un pedido especial para las
mujeres. Todas ustedes han sido heridas en la historia, pero en este
tiempo están recuperando su fuerza. Ésta es vuestra época, éste es
vuestro momento. Quiero hacerles recordar que los hombres también
necesitan ayuda. Ustedes como mujeres están familiarizadas con la llaga
en vuestro vientre, el dolor y el trauma de ser degradada. ¿Pero qué les
sucedió a los hombres?
Debido a las energías dominantes
masculinas en el pasado y las energías de opresión y poder, los hombres
fueron forzados a cerrar sus corazones. Ellos tenían que ser fuertes y
duros, ésa era la imagen ideal de ser hombre. Pero de ese modo los
hombres se volvieron alienados de su lado sensible. Muchos hombres se
encerraron en sus cabezas; se volvió difícil para ellos expresar sus
emociones y sus sentimientos. La incapacidad de conectar con su lado
sensible, su parte femenina, también es una herida. Ustedes no viven la
vida plenamente si no pueden acceder a sus sentimientos. De hecho, están
desconectados de su alma. En muchos hombres hay un sentimiento de
soledad y de alineación que puede ser percibido como un hueco en sus
corazones.
Entonces ustedes ven: tanto hombres como mujeres han
sido dañados en el pasado. La herida de las mujeres se localiza en el
vientre, la herida de los hombres es como un hueco en sus corazones. Hoy
quiero decirles a las mujeres que a medida que recuperan su poder,
mientras reconocen su verdadera fuerza: lleguen a los hombres. Ellos
necesitan su ayuda; ellos se han vuelto extraños, alienados del hogar.
Tengan la ternura en sus corazones para ser compasivos con ellos. La
Nueva Era sólo puede nacer si ambos hacen las paces. Si los hombres y
las mujeres comprender sus heridas mutuas, ellos pueden construir un
puente entre ambos.
Les pido a las mujeres que se unan a mí en
enviar luz al hueco en su vientre. Desde esta luz se desarrolla un
cordón que va directo dentro de la Tierra. Sientan su conexión con la
madre Tierra como una mujer. Su energía femenina es tan poderosa y
esencial para la vida. Recuerden su verdadera fuerza. Mientras sienten
crecer su conciencia por ustedes mismas, lleguen a los hombres y envíen
luz hacia el hueco en sus corazones.
Ustedes están en el borde de
un nuevo tiempo en su historia. Se espera que se unan juntos como
hombres y mujeres. Están invitados a tener alegría y risas otra vez como
seres humanos. En muchos de ustedes yo veo guerreros cansados; han
luchado y peleado y algunos de ustedes están muy cansados y
decepcionados. La respuesta a su dolor yace en una vida muy simple. Por
esto quiero decir: sentirse totalmente conectados a la Tierra otra vez y
disfrutar de los placeres simples de ser un ser humano. Experimentar el
amor entre hombres y mujeres, tener amistades con personas de ideas
afines y vivir en paz con su entorno y con la naturaleza es la promesa
de la nueva Tierra.
En mi vida en la Tierra yo experimenté
profundamente la herida femenina. Yo era una querida amiga de Jeshua.
Podía sentir su fuerza y sabiduría pero también sus penas y dudas. Hubo
una comprensión íntima entre nosotros dos. Yo experimenté una profunda
tristeza y dolor cuando él tuvo que dejar la Tierra, cuando fue
asesinado. A menudo, cuando él nos hablaba, yo podía sentir sus mensajes
no sólo en mi cabeza sino a través de todo mi cuerpo. Yo no quería
argumentar acerca de sus ideas, acerca de sus mensajes, como lo hicieron
sus discípulos. Con respecto a eso yo era un poco diferente a ellos. A
veces ellos se burlaban de mí y por momentos yo me sentía sola. Era
considerada como una “mujer rebelde”, era poco convencional. Ahora,
realmente estoy contenta de ver ¡que las mujeres rebeldes son nuevamente
bienvenidas en el mundo! Mucho ha cambiado desde los tiempos de Jeshua.
Yo les digo: ¡las mujeres rebeldes serán las líderes del nuevo mundo!
Las invito a todas a ponerse de pie en su verdadero poder. En el pasado,
cuando las mujeres eran “rebeldes”, queriendo decir independientes,
poco convencionales y apasionadas, a menudo eran calificadas de
histéricas. En la Edad Media fueron llamadas brujas. Pero realmente,
aquellas mujeres – yo era una de ellas – eran movidas por el amor. Ahora
es nuevamente el tiempo para que las mujeres muestren su verdadero
poder, no de una forma agresiva sino de un modo que reconcilie a las
energías masculinas y femeninas.
¡Muchas gracias por estar aquí conmigo hoy!© Pamela Kribbe 2012
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El
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