Amada hija mía, niña mía, (Me dice estas palabras después de una conversación personal con ella)
Se acerca un nacimiento, así lo estáis viviendo tú, y solo tu puedes comprenderlo, que se siente en estos momentos, es también el nacimiento de una nueva humanidad.
Ha llegado el tiempo, y como Madre, hijos en mi corazón siento el latido de vuestros corazones llenos de amor y de luz deseosos de volver a encontrarnos y recordar los momentos que con vosotros he vivido.
Cuando yo nací, en aquel tiempo muy lejano, mis padres fueron felices, muy felices, y esa es la felicidad que inunda mi corazón por vosotros hijos míos.
Vosotros en la tierra, no podéis recordar vuestra primera infancia, pero mas allá de la tierra podemos volver a ver toda nuestra vida terrena y revivirla con el pensamiento.
Había un temporal, cuando yo nací, muy fuerte como anunciando un presagio desde el cielo, me contaba mi madre Ana.
Después a la hora en que nací, se calmo y salio el arcoiris, mi madre me decía que era una niña muy especial con un designio grande- DIOS PROGRAMA EN NOSOTROS SUS OBRAS.
Luego el tiempo paso, y mi madre me decía-¡ave Myriam¡
La madre de Dios y vuestra madre hijos míos.
En un tiempo también me decían la Madre del carpintero.
Nuestra casa de Nazareth, era y es nuestro primer templo lleno de recuerdos y de amor.
Jesús crecía en gracia, y en belleza, esa belleza que irradiaba desde su presencia, y me decía.
¡Immi , ven a ver las estrellas!
Esas estrellas que hoy también las vemos y vemos los rostros de los seres de luz de diferentes universos, esperando el encuentro tan ansiado, programado y prometido por lo profetas los apóstoles y mis santos ángeles anunciando la luz divina que llega hacia vosotros.
Mis estrellas, esas estrellas que hoy iluminan con su mayor esplendor, mis niños, me acercare y me manifestare aun mas hasta que me vean, para salvara la humanidad.
Mi hijo Jesús os conoce a todos, y me manda a mi como su Madre y la Madre de todos para la última salvación.
Las palabras, mis palabras pronunciadas en Fátima, muy pronto serán comprendidas, la bondad y el amor, llegara hacia vosotros convirtiendo esos corazones en fuego sagrado de luz eterna.
Cada uno de ustedes mis niños so obra del Padre, su mayor creación, y forman parte de su plan.
En vuestros corazones de luz, llevan impreso el sello que El mismo les ha dejado, como el diamante más precioso, guardado y resguardado que es vuestro Ser.
Nunca olviden hijos míos, vuestra obra, es la obra y el plan de vuestro Padre.
En estos tiempos que han llegado por fin, viviréis la gloria de Dios Padre.
Estoy junto a vosotros en cada sentimiento, en cada plegaria, en cada suspiro, en cada emoción, vosotros sois mis estrellas, y son mis rosas.
Tu niña mía, tu, mi Maria, me recuerdas hoy en una de mis advocaciones que lleva tu nombre, y te he dado la noticia de un nacimiento, que es mi nacimiento el de todos vosotros hijos míos.
“Hijos de mi corazón, os envió mi amor en forma de luz, como de colores, como rayos de luz del sol, que os acarician, pero sobre todo ¡Vivifican vuestras Almas! “
Agradecimiento
Amada madre mía, gracias te doy por la noticia, que me has dado hoy en tu día.