En el camino de la vida deseamos alcanzar la sabiduría, por lo que os volvemos investigadores, de todo aquello que deseamos saber y es así que vamos formándonos para ser un ser humano sabio. Claro está, que esa sabiduría te pertenece solo a ti, porque eres tu quien se realizo la búsqueda e ingreso tanta información como pudo en su vida, sin contar, que de todo se tienen varios caminos para llegar, y el verdadero sabio es aquel que sabe vivir, pero no desde la riqueza que obra fuera de él, sino desde la riqueza que da el alma sabia, que aún teniendo comodidades o no, encuentra la paz, alivio a su alma y el amor dentro, porque sin este amor, jamás llegaremos a vivir la vida tal cual Dios desea que sea vivida, porque la paz del alma, es la paz de la vida, y en el amor es que se encuentra.
Para esto me llega a mi mente la HISTORIA DE DOS ÁRBOLES, que a continuación les relato.
Había una vez dos árboles, uno muy frondoso, grande, robusto, el cual por haber existido tantos años, se sentía sabio; en cambio, junto a él había un árbol de pocos años de vida, delgado, y su tronco, evidentemente delgado, por lo que parecía más débil y flexible.
Un día, en donde habitaban estos árboles, el longevo y el joven, llegan unas enormes ráfagas de aire, tan fuertes, que el arbolito joven y delgado llegaba a tocar con su tronco a veces hasta el suelo, cualquiera pensaría que moriría, o no resistiría a dicho ventarrón. En cambio, el árbol fuerte, grande sabio, decía lo sé todo y me pondré tan fuerte como se ponerme, mi estructura es corpulenta y fuerte, y resistía a la tormenta sin quebrarse.
Pasada la tormenta, el árbol FLEXIBLE y joven voltea a ver al robusto y ESTRUCTURADO, y cual va siendo su sorpresa que lo mira derrumbado y tirado, sin vida, porque no pudo resistir la tormenta que había inundado dicho lugar.
Bien, esta historia solo nos relata, que no por joven o viejo, podrás transitar el camino, sino por flexible, porque si en tu sabiduría te has vuelto inflexible y estructurado, esto te llevara a que te quiebres y no habrá servido de nada tanta sabiduría, como la que se tiene cuando se es libre desde el alma, porque se puede ser libre aún teniendo compromisos, familias, amigos, sino libre desde que tu deseo es estar y permanecer ahí, no por una atadura, sino por el deseo de estar, ya que tu amor a ti, te lleva a lugares donde tu sentir es confortable y agradable, a eso se le llama SABER VIVIR.
