Constantemente a el ser humano va por la vida recordando su pasado, sus vivencias, relaciones, amores, perdidas, y todo aquello que vive en su estar presente, y sin darse cuenta y a veces sí se da cuenta que el pasado es un constante presente, y se pregunta porque mi pasado siempre está en mi presente.
Bien, sucede ser así, porque no quieres desapegarte de él, porque ya no tendrías de que sufrir, platicar y quejarte y que sería de tu vida sin ello, a lo que tanta importancia le diste, que sería de ti, entonces es así que permanece. Como podrías vivir sin el daño que hicieron los padres, amantes, amigos, sería imposible que bajen de mi sentir, y es por eso que es preferible cargarlos, y si que son pesados en muchas ocasiones.
Pero sería tan sencillo vivir en el presente y que cada encuentro fuera como el primero, que si algo me hace daño, lo saco, que estaban ahí porque yo lo necesitaba, de otra manera no estarían en mí esas vivencias.
A lo que recuerdo una historia de unos monjes, que a continuación les expondré.
Dos monjes caminaban para llegar a su destino, llegando a la orilla de un río que debían cruzar, se encontraron con una jovencita, que lo único que hacía es tratar de cruzar, pero, se le hacía imposible. Ellos la observaban, y como bien sabían no podían acercarse a ella.
Pero, uno de ellos se acerco y le pregunto, deseas que te ayude en algo. Contestando ella, hay! Se me hace imposible cruzar, llevo mucho tiempo aquí intentándolo y no puedo, y ya no se que hacer. El monje le dijo sí tu deseas yo te ayudo, a lo que ella contesto, si! Gracias y así lo hizo.
Entonces, la cargo y cruzo, y así es como los tres cruzaron, inmediatamente llegando a la orilla la bajo y le dijo adiós.
Entonces los monjes siguieron su camino, después de un buen trayecto de caminar juntos y en silencio, uno le pregunto al otro, y porque bienes tan enojado desde hace rato, te ves cada vez más enojado o molesto, que te sucede.
A lo que contesto el monje, mira, bien sabes que tenemos prohibido hablar con las personas, menos tocarlas, y tú la cargaste, la verdad no se que te sucede.
Contesta el monje, mira la verdad yo hace horas que la baje y se ve que tu sigues cargándola.
De igual forma así muchas personas cargan sus malestares, pesares y todo aquello que el pasado les dio sin dejar a un lado esa situación y ver que es lo que en realidad debían aprender de esa enseñanza, sería de mejor forma, analizar que aprendí de esa situación, observar y dejarlo, bajarlo de nuestro presente y así seguir con la vida más liviana amena y sana en el hermoso presente que vivimos, y que ese es el verdadero tiempo que tenemos, entonces disfrutemos de ese tiempo, lugares, personas, cosas que habitan en nuestro presente, siendo segundos cada presente.
