Las personas evalúan a los otros por medio del empaque en donde se encuentra, el aspecto, nivel social, como se viste o habla…, y así se va calificando a todos los que se encuentran en nuestro vivir.
Pero, son muy pocas las personas que no se fijan en lo externo, encontrando que en lo externo también se encuentran los modales o técnicas de trato a los demás, muy lejos de lo que en realidad es la persona.
Se suele confundir el buen trato, con amistad; buena persona, persona de confianza; buen aspecto, con persona agradable…, no existe nada más lejos que esas verdades, porque lo único que nos hace notar eso, es que vemos la envoltura y no el corazón, el alma que es en realidad quien es cada quien.
Hasta que no se desee ver lo que existe más allá de esa apariencia, no se podrá ver quien es cada persona, y el humano se seguirá llevando grandes sorpresas al no realizar contacto con su sentir y sentir del otro, porque en el sentir es que se conoce a las personas.
Y a veces no se necesita tener a las personas enfrente a uno, sino en un lugar quieto con los ojos cerrados, traer a la memoria a esa persona, sentir que nos provoca y porque, podríamos descubrir la verdadera relación que se tiene, sin poner en ello lo mental, sino el sentir, conforme vayamos despertando ese sentido es que podremos ver, que en muchos aspectos sencillos, sin tantos adornos, se encuentran verdaderas almas de amor.
Es indispensable que se deje de ver los empaques de cada persona, sino que al hablar con ellos, se deberá mirar a los ojos, sentir y compartir ese estado de ser de cada uno, para ver y reconocer lo que en realidad nos agrada de cada quien, si es lo superfluo o lo integral.
Toda persona cuenta con un mundo de maravillas, historias, experiencias…, que al compartir, solo te indican que tipo de alma es con la que te gusta relacionarte.
Existen tantas amistades con quien se podría decir, contigo soy el que soy, y sentirse tan libres sin estructuras, que la simple charla se vuelve en un cúmulo de risas y cosas simples, que hacen que la vida se disfrute desde el sentir que da disfrutar al ser que comparte ese tiempo con nosotros.
Que tu vida se vuelva menos estructurada y más alegre en el trato de cada persona con quien has deseado compartir el andar de tu vida, para que con un simple recuerdo te llenes de las risas del momento de ese recuerdo que tan grato se vuelve, simplemente con recordar.
