Soy el Dr.
Joe Dispenza, estudie Bioquímica…..
En los
últimos 7 años me ha interesado mucho el estudio de la remisión espontanea de
enfermedades.
En otras palabras,
casos de personas diagnosticadas de afecciones, como cáncer, diabetes, o raros trastornos genéticos para los cuales
la medicina no tenía curra.
Estudie a gente
con trastornos cardiovasculares, como taquicardia o arritmia, hipertensión, a gente que tenía elevados niveles de
colesterol, enfisema, problemas endocrinos, como trastornos tiroideos… y me interesaba
saber, si existían factores en común entre estas personas.
Y descubrí
que todas las personas que experimentaban una remoción espontanea tenían 4
cosas en común:
la PRIMERA
era que cada persona aceptaba y creía que había una inteligencia divina que controlaba
su cuerpo, puede que algunos le llamen inteligencia espiritual y otros digan
que es una mente superior o una mente más profunda, pero, todos aceptaban que
había una inteligencia, mucho más grande que ellos, aunque a esta inteligencia mística
la llamamos inteligencia espiritual, en realidad, no tiene nada de mística. Es la misma inteligencia que hace que tu
corazón lata en este momento, tu corazón
bombea 7 ½ de sangre, más de 368 litros de sangre por hora, late 100,000 veces
al día, 40m millones de veces al año y más de 3 mil millones de veces en una
vida. Bombea constantemente, sin que tengamos que pensar en ello conscientemente.
Si consideramos eso hay un orden una inteligencia que nos da vida, que mantiene
latido nuestro corazón.
Es la
misma inteligencia que digiere nuestra comida, que la descompone en gases y
nutrientes y la organiza para reparar el cuerpo. Todo ellos sucede sin que lo
pensemos conscientemente, y estas personas comenzaron a entender, que había una
inteligencia a cargo de su cuerpo que era superior a ellos que reamente sabia
más que ellos y que si conseguían conectarse con esta inteligencia, quizá se
encargaría de curarlos.
Cada
segundo perdemos 10 millones de células y en el segundo siguiente producimos
otros 10 millones de células. Nosotros no pensamos en hacerlo.
Tu y yo
somos seres con libre albedrio, pero, hay un orden una inteligencia que lo hace
por nosotros, cada célula del cuerpo, de los 100 billones de células del cuerpo
físico, cada célula experimenta 100 mil reacciones químicas por segundo.
Si eso lo
multiplicamos por los 10 billones de células, podemos ver que hay cierta
inteligencia, que nos da constantemente vida.
Ahora, lo
interesante de esta inteligencia, es que tiene una voluntad independiente del
estado de nuestra voluntad, nos da vida constante y sistemáticamente, su
voluntad trasciende nuestra voluntad, su mente trasciende nuestra mente y
mantiene un orden en el cuerpo físico.
Un ejemplo
sería las encimas activas en el ADN de las células.
Hay 3,200
millones de ácidos nucleídos en los genes de una célula.
Esta
inteligencia envía proteínas a lo largo de los ácidos nucleicos y corrige las
mutaciones para que no os
descompongamos. Si pensamos en esto, esta inteligencia nos da vida
constantemente.
y estas
personas dijeron:
Cabalgo en
la espalda de un gigante y si puedo aprender a conectarme con esta inteligencia,
ella me sanara.
Eso es lo
primero que aceptaron todos.
Lo segundo
fue que todos creían que sus pensamientos, su modo de pensar, su mentalidad a
la larga contribuía de hecho a su enfermedad.
Y dijeron:
Si mis
pensamientos, contribuyen a mi enfermedad, tal ves deba de cambiar el modo de
pensar que tuve estos últimos años.
Cada vez
que pensamos, fabricamos una sustancia química.
Si nuestros
pensamientos son buenos o elevados o felices, fabricamos sustancias químicas que
nos hacen sentir bien y felices.
Y si
nuestros pensamientos son negativos, o malos o de inseguridad, fabricamos sustancias
químicas que nos hacen sentir exactamente como pensamos.
CADA SUSTANCIA QUE SE LIBERA EN EL CEREBRO, ES
LITERALMENTE UN MENSAJE QUE ALIMENTA AL CUERPO FÍSICO.
Y ahora el
cuerpo comienza a sentir cómo piensa.
Cuando empezamos
a sentir como pensamos, sucede algo asombroso.
El cerebro
el que está en comunicación constante con el cuerpo, consulta con el cuerpo y
empieza a pensar en la manera en que sentimos.
Lo que a
su vez genera unas sustancias químicas que nos hacen sentirnos como pensamos y
pensar como sentimos y quedamos atrapados en el ciclo de pensar y sentir entre
el cerebro y el cuerpo.
La consecuencia
indirecta final de esto, es que creamos un estado de ser.
Y ese
estado de ser, se convierte en nuestro modo de pensar.
En otras
palabras, los sentimientos se convierten en nuestro modo de pensar estamos
atrapados en un ciclo donde el cuerpo, literalmente, piensa por nosotros.
Estas
personas razonaron y dijeron:
Si mis
pensamientos han creado esta enfermedad, y mis pensamientos crean estas
sustancias químicas que me hacen sentir de cierta manera, y comportarme de
cierta manera, tendré que cambiar mi modo de pensar.
Entonces se
propusieron interrumpir el proceso, eso es LO
SEGUNDO que tenían en común.
Lo TERCERO EN COMÚN, que encuentro
realmente asombroso, es que estas personas decidieron que para interrumpir su
proceso de pensamiento, tenían que reinventarse a sí mismos.
Tenían que
convertirse en otra persona.
Y cuando
comenzaron a pensar en quienes querían ser, pararon el ciclo continuo de
reacciones entre pensamiento y sentir, y se hicieron algunas preguntas
importantes.
Preguntas como
estas:
¿Cómo sería
ser una persona feliz?
¿A quién
conozco en mi vida que sea feliz?
¿Qué tendría
que cambiar en mí, para ser una persona diferente?
¿A quién
de la antigüedad admiro, que haya sido magnifico?, ¿Que yo haya estudiado, que
cuyas habilidades y virtudes pudiera aplicar, para comenzar a aplicar un nuevo
ideal de mi mismo, de mi misma?
Estas
personas se pusieron a contemplar los supuestos, las posibilidades, los
potenciales, de quienes querían llegar a ser y a medida que lo hacían su
cerebro empezó a cambiar.
Empezaron a
pensar de otro modo, y el proceso de pensamiento, empezó a formar conexiones en
su cerebro que se convirtieron en una plataforma ara su modo de ser.
De modo
que comenzaron a acumular información, empezaron a examinar opciones diferentes
al modo de ser que habían sostenido, durante los últimos años de su vida, lo
último que tenían en común, LA CUARTA
COSA es que estas personas se reinventaron a sí misma.
Pasaban
largos ratos sin tener noción del tiempo y dele espacio, en otras palabras, se
hallaban tan absortas en lo que estaban pensando, tan sumidas en su
metamorfosis que cuando abrían los ojos, o incendiadla luz de la habitación o
se destapaban los ojos (usaban gafas), les había parecido 5 minutos. Pero, había
pasado una hora y media o dos horas y se habían sumido tanto en lo que pensaban,
que perdieron la noción del tiempo y dele espacio.
Perdieron
la noción de las reacciones continuas, que dan entre el cuerpo y el cerebro.
Perdieron la
noción de la respuesta que el cerebro recibe siempre de su entorno y perdieron
la noción del tiempo…......
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