1.
Escucha la sabiduría de tu cuerpo, que se expresa por señales de comodidad e
incomodidad. Cuando elijas cierta conducta, pregunta a tu cuerpo que siente al
respecto. Si tu cuerpo envía una señal de inquietud física o emocional, ten
cuidado. Si tu cuerpo envía una señal de comodidad y anhelo, procede.
2. Vive en el presente, que es el único
momento que tienes. Mantén tu atención en lo que existe aquí y ahora; busca la
plenitud en todo momento. Acepta lo que viene a ti total y completamente para
que puedas apreciarlo y aprender de ello; luego déjalo pasar. El presente es
como debe ser. Refleja infinitas leyes de la Naturaleza que te han traído hasta
este pensamiento exacto, esta reacción física precisa. Este momento es como es
porque el Universo es como es. No luches contra el infinito esquema de las
cosas; por el contrario, sé uno con él.
3. Dedica tiempo al silencio, a meditar,
a acallar el diálogo interior. En momentos de silencio, cobra conciencia de que
estás recontactándote con tu fuente de conciencia pura. Presta atención a tu
vida interior para que puedas guiarte por tu intuición, antes que por
interpretaciones impuestas desde fuera sobre lo que conviene o no te conviene.
4. Renuncia a tu necesidad de aprobación
externa. Sólo tú eres el juez de tu valer; tu meta es descubrir el infinito
valor de ti mismo, sin dar importancia a lo que piensen los demás. Al
comprender esto se logra una gran libertad.
5. Cuando te descubras reaccionando con
enojo u oposición ante cualquier persona o circunstancia, recuerda que sólo
estás luchando contigo mismo. Presentar resistencia es la reacción de las
defensas creadas por viejos sufrimientos. Cuando renuncies a ese enojo te
curarás y cooperarás con el flujo del universo
6. Recuerda que el mundo de allí fuera
refleja tu realidad de aquí dentro. Las personas ante las cuales tu reacción es
más fuerte, sea de amor u odio, son proyecciones de tu mundo interior . Lo que
más odias es lo que más niegas en ti mismo. Lo que más amas es lo que más
deseas dentro de ti. Usa el espejo de las relaciones para guiar tu evolución.
El objetivo es un total conocimiento de uno mismo. Cuando lo consigas, lo que
más desees estará automáticamente allí; lo que más te disgusta desaparecerá.
7. Libérate de la carga de los juicios.
Al juzgar impones el bien y el mal a situaciones que simplemente son. Todo se
puede entender y perdonar, pero cuando juzgas te apartas de la comprensión y
anulas el proceso de aprender a amar. Al juzgar a otros reflejas tu falta de
autoaceptación. Recuerda que cada persona a la que perdones aumenta tu amor a
ti mismo.
8. No contamines tu cuerpo con toxinas,
ya sea por la comida, la bebida o por emociones tóxicas. Tu cuerpo no es sólo
un sistema de mantenimiento de la vida. Es el vehículo que te llevará en el
viaje de tu evolución. La salud de cada célula contribuye directamente a tu
estado de bienestar, porque cada célula es un punto de conciencia dentro del
campo de la conciencia que eres tú.
9. Reemplaza la conducta que motiva el
miedo por la conducta que motiva el amor. El miedo es un producto de la
memoria, que mora en el pasado. Al recordar lo que nos hizo sufrir antes,
dedicamos nuestras energías a asegurarnos de que el antiguo sufrimiento no se
repita. Pero tratar de imponer el pasado al presente jamás acabará con la
amenaza del sufrimiento. Eso sólo ocurre cuando encuentras la seguridad de tu
propio ser, que es amor. Motivado por la verdad interior, puedes enfrentarte a
cualquier amenaza, porque tu fuerza interior es invulnerable al miedo.
10. Comprende que el mundo físico es
sólo el espejo de una inteligencia más profunda. La inteligencia es la
organizadora invisible de toda la materia y toda la energía; como una parte de
esta inteligencia reside en ti, participas del poder organizador del cosmos.
Como estás inseparablemente vinculado con el todo, no puedes permitirte el contaminar
el aire y el agua del planeta. Pero en un plano más profundo, no puedes
permitirte el vivir con una mente tóxica, porque cada pensamiento crea una
impresión en el campo total de la inteligencia. Vivir en equilibrio y pureza es
el más elevado bien para ti y para la Tierra.