El rol del gurú es solamente señalar, es el individuo mismo el que tiene que aprender. Y la habilidad de aprender es mucho más importante que la habilidad de enseñar. En este cambio, nadie puede realmente enseñar nada a nadie.
Cada uno de nosotros tiene que encontrar la verdad para sí mismo y uno debe empezar con el conocimiento de sí mismo. Sin entendimiento de cómo funciona nuestro propio proceso de pensamiento y el condicionamiento que uno ha adquirido de nuestras propias experiencias, tradiciones, cultura, religión, etc. Uno no puede encontrar la verdadera respuesta a ninguna pregunta seria.
Nuestras creencias, nuestras opiniones, conclusiones, prejuicios, nos impiden de ver las cosas en su verdadera perspectiva porque están coloreadas de nuestra visión.
Uno debe estar consciente de este hecho y dudar de cualquier opinión, cualquier conclusión que viene a la mente puesto que puede no representar la verdad. Cuando uno se cuestiona de esa manera, con la intención de buscar la verdad y no meramente buscar satisfacción, se da el aprendizaje.
Y uno debe vivir con ese estado de búsqueda y cuestionamiento, preguntando y dudando a través de toda nuestra vida, sin buscar arribar.
Lo que uno puede recibir de otro es un pensamiento, una pregunta; pero la exploración tiene que ser por nuestra propia cuenta.
A menos de que usted encuentre la verdad por usted mismo no será la verdad para usted, es sólo una descripción de la verdad.
Esa es la diferencia entre Buda y el profesor de la filosofía budista.
El primero tiene una revelación (insight) real, de la conciencia, el último sólo tiene una descripción de ella. El hombre a menudo confunde el símbolo, la palabra, el concepto con la cosa real.
Un verdadero cristiano es quien vive con el sermón de la montaña (y usted únicamente puede hacer eso si usted tiene la conciencia de Cristo), no el hombre que reunió a una iglesia y realizó todo tipo de rituales.
Un verdadero budista es aquel que participa en la conciencia de Buda, no el que obedece a la iglesia budista.
Todas las iglesias, todas las organizaciones religiosas han logrado sólo reducir la gran verdad a un mero sistema, un símbolo, un ritual.
Lo que importa no es la vestimenta, la etiqueta, sino el contenido de la conciencia dentro de nosotros.
El rol de un Maestro (el Gurú) es el de la lámpara sobre el camino (señalar el camino).
Uno no debe sentarse a adorar a la lámpara, uno debe caminar por el camino para encontrar la verdad.