Esta carta aparece en el boletín del Colegio Sagrado Corazón, del 28 de marzo y creo que vale la pena porque alegra el corazón ver que también hay buenas noticias.
Saludos
Hola mi amorosa familia y amistades.
Las cosas aquí en Sendai se han sucedido de forma surrealista. Pero yo soy un bendecido por tener amigos tan maravillosos que me están ayudando mucho. Ya que mi casa, que bien podría ser llamada casucha destartalada, quedó inhabitable, yo estoy viviendo en la casa de unos amigos. Compartimos provisiones, agua y un calentador de kerosene.
Dormimos todos alineados en una habitación, comemos en torno a una vela y nos contamos distintas historias. Durante el día nos ayudamos a limpiar y poner orden en nuestras casas. La gente se sienta dentro de sus autos para observar las noticias a través de sus pantallas GPS, o hace colas para obtener agua para beber donde se encuentra alguna fuente de suministro.
Si alguien tiene una canilla funcionando en su casa, pone un cartel al frente para que la gente pueda ir allí a llenar sus recipientes y baldes. Aquí donde yo vivo, es realmente asombroso que no hay pillaje, ni amontonamientos o empujones en las colas. La gente deja las puertas de calle abiertas por mayor seguridad cuando ocurre alguna réplica.
Es común oír a la gente decir: esto es como en las viejas épocas donde todos se ayudaban entre si. Nadie se ha bañado por varios días. Nos sentimos sucios y harapientos, pero tenemos muchas más cosas importantes de que preocuparnos y ocuparnos. Disfruté esta manera de despojarnos de todo lo superfluo e innecesario.
Viviendo a pleno, a nivel instintivo, de la intuición, del cuidado, de lo que es necesario para la supervivencia, no sólo la mía sino la de todo el grupo. Es extraño, como se están viendo diversos universos en paralelo. Un revoltijo de casas destrozadas por un lado, y aún así, aparece otra con futones y ropa lavada, afuera secándose al sol. Gente haciendo cola para agua y alimentos y otros paseando al perro. Todo al mismo tiempo.
Otros toques inesperados de belleza son primero, el silencio de la noche. No hay autos circulando. No se ve un alma por la calle y el cielo nocturno está totalmente salpicado de estrellas. Yo usualmente podía ver dos o unas pocas más, pero ahora se ve todo estrellado. Las montañas son Sendai son sólidas y el aire refrescante podemos observar su silueta recortada en un cielo magnífico de fondo.
Y los Japoneses son tan admirables! Yo voy todos los días, a buscar mi correo, a mi casa destruida ya que tengo electricidad, y a la entrada encuentro comida y agua. No tengo idea quien lo deja pero está ahí.
Hombres mayores con sombreros verdes van casa por casa para asegurarse que todos estén bien. Además la gente les pregunta a los extranjeros si necesitan ayuda. No veo signos de miedo. Resignación si, pero miedo y pánico no. Ellos nos dicen que se pueden esperar más réplicas y eventualmente un terremoto mayor durante todo un mes o aún más.
Estamos sintiendo constantemente temblores, bamboleos, sacudones y ruidos sordos continuos. Me siento bendecido por vivir en una parte de Sendai un poco más elevada y algo más sólida que otras. Así que, por ahora esta área es mejor que otras. Anoche el marido de una amiga nos trajo del campo agua y alimentos. Nuevamente bendecido.
De alguna manera estoy siendo consciente como consecuencia de esta experiencia personal, que un enorme paso evolutivo CÓSMICO está ocurriendo en todo el mundo justo en este momento. Y mientras experimento lo que está dándose en Japón, siento que mi corazón se está expandiendo mucho. Mi hermano me preguntó si me sentía pequeño frente a estos acontecimientos. No, más bien me siento como parte de algo que se está haciendo y que va mucho más allá de mi mismo. Esta ola de renacimiento (en el mundo entero) es dura, pero a la vez magnífica.
Con amor en respuesta a todos ustedes (mail de un amigo a un amigo. Publicado por Rodolfo Feiji)
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