La flor de la
vida es esa semilla que somos, que vibramos, que nos permite crear con las
energías del Padre y nos envuelve para que por medio de su energía vayamos
transformándonos a nosotros, a nuestro entorno, planeta y universo, por medio
de esas características tan creativas que nos distinguen unos a otros, creando
para nosotros y los demás y fundiéndonos unos con otros formando así lo que se
le conoce la flor de la vida, y tan es así que es lo que le da vida a todo y nada
está fuera de esa energía, por lo tanto nunca estamos solos y dejando a un lado
la creencia de la soledad que se necesitaba en una tercera dimensión para
desarrollarnos en lo que conocíamos la aventura de la vida y fundiéndonos en
las apariencias para después volver a descubrir que somos esas criaturas
creadoras, energéticas y amorosas que jamás estuvimos solos. Más sin embargo,
en una gran aventura de desarrollar nuestros potencialidades y sin recordar,
que permanecíamos y abrazados a la Fuente Creadora. Ya que la Fuente jamás deja
nada fuera de su energía, luz y amor, y siendo todos parte de él como siempre
lo hemos sido, pero ahora más sabios y con más aventuras que platicar, y que
nos enseñaron y demostraron quienes somos, y somos el Yo Soy el que Soy, ahora
con nombre y apellido, que dejaremos en un recuerdo ese personaje, más sin
embargo, las enseñanzas nos formaron mucho más de lo que creímos en forma
espiritual.
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