Dios. Cuando sacas a Dios
de tu existencia, en ese instante dejaste afuera el poder ver la vida con ese
toque de "milagros".
Porque al ser él la energía que mueve el
universo, es quién genera que los acontecimientos ocurran y cuando estás
alineado con él, con su energía, te permites tener una nueva visión y sentir
que te lleva a realizar los anhelos que habitan dentro de tu Ser, muchas veces
desconociendo el camino a recorrer, pero este se iguala a lo deseado. Cuando
sacas a Dios, la desconfianza es tu guía, llevándote a situaciones temerosas y
ansiosas, en un profundo desasosiego de lo que es vivir. En cambio con Dios a
tu lado, también puedes encontrarte en caminos no conocidos, pero confías y te
permites ser guiado, y con ello llegas a tu destino, en calma, amor y sabiendo
que todo está en perfecta armonía con lo deseado, más no quiere decir que el
camino es plano, porque todo camino tiene subidas y bajadas, piedritas y
piedrotas, pero como se camine hace la diferencia y todo radica en vivir en
Dios y con Dios, trayendo gran diferencia en el andar, ya que en un camino
estás sostenido y en el otro estás a la deriva.
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