Es
un llamado interno, a veces intimo a veces a gritos, a los activadores
cristalinos, a los portales vivientes, y a las conciencias, cristalinas y
personas de corazón pulsante.
Lo
que se refiere a personas, que son un puente activo entre el cielo y la tierra.
Muchas
personas sienten, que tienen una misión y así es cierto, es el llamado interno,
a activar más amor y más luz.
Sostener
la llama de la luz y del amor, en el corazón humano, es la gran misión que
todos sienten, y el compromiso con Gaya.
Todos
nosotros prometimos, albergar la luz y el amor, de nuestros planos de origen,
en las diferentes vidas, para cuando pudieran brillar, abiertamente, para
cuando pudieran unificarse, y ese tiempo es ahora, es el tiempo de vibrar.
Pero
para ello, hemos de cerrar, los miedos, nuestros niños interiores, han de
cerrar sus miedos, y nuestros cuerpos sus memorias de ADN, experimentadas, en
vidas, con menos conciencia, por eso en esta que nacieron, sin ningún velo, y
con la conciencia plena, se propusieron, afrontar todas ellas, para ordenar sus
memorias y restaurar su propia luz.
Esa
luz interna, es la fuente de equilibrio, en el crítico pasaje de transformación
en Gaya;
Pues
su entrada y restauración, en la restauración de la multidimensionalidad,
después de tantos miles de años.
Gaya,
necesita de todos los seres vivos, comprometidos con el amor, vibrando en amor,
a nosotros mismos y a la vida, para convertirnos en una rejilla viviente, de
cristales enlazados, en nuestros corazones.
Corazones
de Lyra, de sirio, de pléyades, de Arcturus, Antares………corazones de amor
vibrante, semillas estelares que han elegido florecer de nuevo.
Para
que todo ello suceda, debemos sentir a Gaya como nuestro hogar, con el amor que
nos procesa, y que nos sostiene.
Durante
muchos periodos, la hemos rechazado, pensando que ella no alberga el amor
universal de nuestros hogares estelares, pero ella, es nuestro hogar estelar
ahora, ella nos acoge y nos nutre.
Toda
la información estelar, es nuestra vibración, y a la vez está esperando a florecer,
cuando nuestro corazón sienta que todo cuanto nos rodea es nuestro hogar,
incluido Gaya.
La
unidad nace, cuando somos amor en el hogar en todos y cada uno de nuestros
procesos, lugares y experiencias, todo internamente; para ello vinimos, para
ello nacimos, todos en este periodo en la tierra, para abrir el corazón, sin
juicio, sin competir, sin más camino que el propio, sabiendo quienes somos,
allí donde somos y trayendo esta conciencia aquí, en las decisiones diarias,
sin mirar a nada ni nada.
Cuando
nuestra alma se funde con Gaya, sabe reconocer que la realidad que vivimos es
la mayor oportunidad, para crecer.
Elegimos
nacer, en este periodo, una vida humana sabiendo que es muy dolorosa, que no es
nuestro mundo y que desconcierta, pero que hay amor en el planeta y vinimos a
multiplicarlo.
Sostener
el amor en Gaya, en tiempos de dualidad, es el mayor propósito de alma o
compromiso con ella, La auténtica misión.
La
verdad, de nuestro origen, es el auténtico llamado de Gaya poner amor a cada
paso, a cada acción, alegarnos de todo lo que nos daña, amando nuestro cuerpo y
nuestro físico, así nace nuestra paz interior; al comprender todas las
experiencias humanas, las auténticas que elegimos sostener, y las que fueron
consecuencia de perdernos en la dualidad.
Activar
la luz en Gaya es la misión, y es algo propio individual, es una decisión,
construir o defender, así de sencillo. Ser o demostrar, poder o amor, es solo elegir,
y todo está bien, son procesos, de aprendizaje, en cada uno de nosotros, en su
tiempo perfecto.
Las
alamas que más luz traen, son las que más lloraron, y ahora es tiempo de
activar esa luz, dejando atrás la separación del hogar estelar y aquello que
creíamos que debíamos ser.
El
pasado no tiene porque definir el futuro, es un regalo para recoger
herramientas y conciencias; para ello nos están llenado de luz y de amor desde
otras galaxias, para que recordemos, para que se habrá esa llama de amor interna.
Todos
los miembros de esta red mundial, de corazones, se han encarnado a lo largo de
los siglos, en unión a Gaya, con miles de roles diferentes, sosteniendo la luz
de Gaya y el amor, en las más oscuras épocas, donde más alejado estaba el ser
humano del corazón.
Vinimos
a traer regalos de amor a todos, los miembros del planeta, eligiendo los más
complejos y oscuros, eligiendo dar, dar y dar, sin esperar nada, pero nuestro
corazón está agotado y en esta encarnación, la sensibilidad es máxima, y en el
momento del parto o de encarnar nos asustó y ahora que hemos de vibrar, no
estamos encajados en el físico real, es tiempo de restaurar ese compromiso con
la propia luz, más allá de todos los siglos de experiencia física.
Ahora
estos últimos años han sido, la auto sanación de nuestras heridas en un intenso
trabajo de afrontar muchas vidas, muchos temas y muchos limites, para poder
abrir las corazas autoimpuestas en el corazón, para llevar a cabo la misión
desde Lemuria de sostener la luz y el amor.
Es
hora de dejar atrás el pasado y amar, amar y amar, vibrar, vibrar y vibrar,
solo así se cierra la dualidad, y solo así se puede expandir la luz que tanto
echamos de menos fuera, solo nacerá con la nuestra.
Solo
el día que nos amemos los suficiente, podremos celebrar el amor que nos rodea,
incluso en los maestros del dolor que nos ayudaron en nuestra labor de recordar
quienes somos; y reclamar nuestra luz interna.
Cuando
cada uno de nosotros recuerda, todo se abre en cadena, se entrelaza y se
restaura, ¿sientes el llamado? , ¿Sientes la misión? Restaura tu propia luz, y
la vibración del amor hará el resto. Elsa Farrus, la Hermandad de la Rosa,
Stela Maris, Madre María.