Había una vez una jarra de agua, única en su existencia y toda
sapiente, tan clara y brillante que no se podía comparar con nada, ya que nada
existía más que la jarra.
Un día en su contemplación y existencia decidió verter su contenido
en la nada existente.
Se formaron miles de millones de gotas, como suele pasar con el
agua de lluvia que conocemos.
Las gotas de la jarra, unas quedaron cerca y otras muy, muy lejos
de ella, el reto de cada gota consiste en volver al agua de la jarra, pues cada
gota contiene la sapiencia, luz y poder
para regresar al recipiente que la contenía.
En el trayecto cada una pudo ir transformándose en diferentes
aspectos, tomando experiencias de donde se encontraba o permanecia, pero siempre
única y sola, aun estando rodeando de la inmensidad de gotas vertidas desde la
jarra llena en su inicio.
Para muchas el trayecto no fue fácil, ya que al quedar muy lejos de
la jarra perdieron su visibilidad y a lo mejor por un tiempo olvidándose de la
jarra y el objetivo de volverse a reunir todas en esa brillante, clara y
sapiente jarra, pero un día cuando puedan darse cuenta que su existencia es más
que la gota, volverán a pensar, sentir y desear regresar a unirme con todas
esas gotas vertidas en un momento de experiencia.
Todas regresaran, tarde o temprano a la jarra, y podrán al unirse
con otras en la jarra, como hacen las gotas de lluvia, y al unirse compartirán
la información, sentir, experiencia, olvidos y recuerdos del regreso, eso hará
que cuando todas estén unidas en esa misma jarra, esta se volverá a verter para
que en ese ahora y con la experiencia obtenida creer aspectos de existencia más
adecuados a lo que en realidad desean.
Para ello la jarra sigue esperando a todas sus gotas vertidas,
porque no podrá crear otra nueva realidad hasta que todas sean uno de nuevo y
en su alegría y todas conscientes volverán a querer otra nueva meta y de seguro
más interesante que la primera que fue el inicio de todo lo deseado por ellas y
experimentado hasta su regreso.
La libertad tuvo cada gota y muchas en esa libertad desearon
experimentar más, pero todas volverán a ser parte de esa agua contenida en la
jarra, hasta que su propia existencia las haga ser de la misma calidad de agua
de la que vinieron, clara, limpia, sapiente y brillante, porque solo así puede
ser cada gota parte de un nuevo integrarse y hacer otro inicio.