INTRODUCCIÓN
En 1968, Preston Nichols conmocionó y dejó
consternados a los servicios de inteligencia estadounidensescuando anunció
públicamente en Chicago, ante un grupo de unas 300 personas, su intervención en
un «proyecto negro» secreto que tuvo lugar en Long Island. Conocido con el
nombre oficial de Proyecto Fénix por el servicio de inteligencia y los círculos
militares, coloquialmente se le llamó proyecto Montauk (recibió el nombre por
el lugar donde se llevó a cabo: Montauk, en el estado de Nueva York) y
constituye el tema de un popular libro titulado The Montauk Project:
Experiments in Time (El proyecto Montauk: experimentos con el tiempo) escrito
por Preston Nichols en colaboración con Peter Moon. Este libro, por el que el
señor Nichols se hizo famoso, relataba importantes acontecimientos que
comprendían ciencias secretas como el control del tiempo meteorológico y el
control mental. Supuestamente, estas actividades llevaron a una teleportación a
gran escala y a la materialización de objetos, que a su vez condujeron a un
control del tiempo cronológico.Este libro, por el que el señor Nichols se hizo
famoso, relataba importantes acontecimientos que comprendían ciencias secretas
como el control del tiempo meteorológico y el control mental. Supuestamente,
estas actividades llevaron a una teleportación a gran escala y a la
materialización de objetos, que a su vez condujeron a un control del tiempo
cronológico.
Tras la publicación de The Montauk Project
continuaron las investigaciones con la finalidad de respaldar tales
afirmaciones.Ello dio como resultado dos libros posteriores: Montauk Revi sited
(Retorno a Montauk) y Pyramids of Montauk (Las pirámides de Montauk) que
corroboran que efectivamente algo de naturaleza muy irregular tuvo lugar en
Montauk y que hasta la fecha prosiguen los experimentos. Están saliendo a la
luz más personas que t ienen intención de atestiguar la realidad de ese
proyecto.
Aunque su investigación ha sido celebrada
por muchos y condenada por otros, nadie puede negar que Preston posee una gran
maes tría sobre la tecnología electromagnética y que ha estado involucrado en
investigaciones secretas gubernamentales. En esos círculos siguen requiriendo
sus opiniones y consejos profesionales.
En el presente libro se toca el tema de uno
de los aspectos de las conexiones de Preston con el sector secreto: el campo de
los OVNI. Encuentro en las Pléyades consta de dos partes. La Parte I está
escrita por Preston Nichols y se refiere a sus propias experiencias con los
OVNI, los alienígenas y su tecnología.
Empieza con los encuentros personales de
Preston y cómo éste abordó un OVNI a instancias de los militares en un intento
de descifrar cómo estaba fabricado el vehículo. A medida que el libro avanza,
este secreto es desvelado de una manera que le dejará a usted con una nueva
perspectiva de la realidad y de cómo funcionan los OVNI. Puede que ciertos
pasajes sean algo técnicos, pero el lenguaje utilizado no es complicado y
resulta fácil de comprender. También encontrará muchas aventuras.
La segunda parte del libro la he escrito
yo, Peter Moon. He sido el escritor auxiliar de Preston para sus tres primeros
libros y esta obra es nuestra cuarta colaboración. La Parte II empieza con mis
propias incursiones en el terreno paranormal y cómo éstas me llevaron a
relacionarme de modo inevitable con Preston Nichols y el fenómeno OVNI.
Concluyo ahondando en la mitología pleyadiana y demos trando cómo estas
estrellas sirven de portal para cualquiera que desee comprender el fenómeno del
espacio interior y exterior.
Encuentro en las Pléyades le conducirá por
los caminos de la conciencia, en un viaje sin precedentes, hasta el reino
interior del fenómeno OVNI. Después de que haya leído este libro nunca volverá
a ver el fenómeno de los platillos volantes de la misma manera.
Que tenga una feliz lectura.
NOTA: Este libro contiene palabras que son singulares o poco corrientes - Por
favor consulte el glosario de la pág. 237 cuando las encuentre en el texto. 4
1. LOS
OVNI: UNA HISTORIA GENERAL
Los Objetos Volantes No Identificados
(OVNI) han estado presentes, bajo diferentes formas, desde el alba de la
humanidad. Existen menciones de misteriosos artefactos voladores tanto en
antiguos manuscritos sánscritos como en la Biblia. Está el carro de fuego de
Ezequiel en el Antiguo Testamento y existen numerosas descripciones similares
en la literatura antigua, por si desea buscarlas. No son nada nuevo en la
historia de la humanidad, pero la comprensión de su naturaleza exacta es algo
que ciertamente hay que mejorar. Ésta es la intención del presente libro.
La ufología moderna empieza, en un sentido
popular, en 1947, con los avistamientos de Kenneth Arnold en el noroeste de
Estados Unidos y la colisión de Roswell, Nuevo Méjico. Este segundo incidente
está particularmente bien documentado y ha sido mencionado en diferentes libros
y en una película de la televisión por cable. Aunque estos acontecimientos
fueron comentados por la prensa general, los avistamientos anteriores no fueron
tan conocidos. En este sentido, la moderna ufología empezó como mínimo en los
años treinta. El avistamiento más temprano del que personalmente he sido
informado data de 1936. Por esas fechas -no es coincidencia cuando los
militares estaban llevando a cabo sus primeros experimentos con el radar. Por
vez primera podían observar un objeto no identificado en el cielo y ver,
mirando a la pantalla del radar, que tenía corporeidad y que no erade
naturaleza ilusoria. Ésta fue la primera prueba científica sólida. En esa época
a los OVNI se les llamaba «desconocidos voladores», pero por alguna razón la
abreviatura D.V no cuajó.
Los rumores sobre colisiones OVNI
contemporáneas empezaron aproximadamente en 1936 y siguieron durante toda la
Segunda Guerra Mundial, hasta el primer choque documentado que tuvo lugar en
Roswell en 1947. Desde esa fecha, las colisiones empezaron a ocurrir a un ritmo
de aproximadamente una cada tres o cuatro meses. Es por este motivo que las
Fuerzas Aéreas iniciaron el proyecto Libro Azul, que constaba como mínimo de dos
niveles. La primera prioridad era que las Fuerzas Aéreas buscaran y
descubrieran todo tipo de informaciones relativas a avistamientos y colisiones
OVNI. Esta parte llevaba el título de «datos para la inteligencia militar».
Concernía básicamente a la seguridad de la nación. La segunda prioridad era
ocultar la información y mantenerla alejada de las manos de potenciales
enemigos. Eso también significaba mantenerla lejos del público en general.
Además de mantener la información fuera del
ojo público por razones de seguridad nacional, existía otra preocupación de
tipo psicológico. Los militares pensaron que podía desencadenarse un pánico
nacional que podía haber tenido consecuencias desconocidas y posiblemente
catastróficas. La retransmisión radiofónica del año 1939 de La guerra de los
mundos había demostrado que las masas podían reaccionar muy mal ante la noticia
de que los alienígenas habían llegado al planeta Tierra. En ese caso concreto,
algunas personas empezaron a levantar barricadas por todo el estado de Nueva
Jersey, otras salieron huyendo y otras simplemente se vieron presas del pánico
cuando la radio, en una retransmisión de la famosa novela de H.G. Wells,
anunciaba que los marcianos habían aterrizado. No se trataba de una broma por
parte de la emisora ni de Orson Welles, el narrador de la historia. La emisión
había sido perfectamente anunciada con anterioridad, como la lectura de una
famosa novela.
Existe una implicación antropológica
todavía más profunda de por qué el gobierno está tan preocupado por el tema
OVNI y es tan quisquilloso con él. Si usted habla con alguien normal de la
calle y le pregunta dónde está Dios, muchos apuntarán hacia el cielo y dirán
«Dios está ahí arriba». Si de repente llegara una cultura muy avance da en una
nave espacial, es más que probable que grandes grupos d población empezaran a
adorar a los seres de las naves espaciales como si fueran ángeles y creerían
que son los embajadores de Dios.
Con todas las diferentes sectas religiosas
que se podrían formar alrededor de esos seres de las estrellas, el gobierno
perdería el control. En resumidas cuentas, lo que puede que empezara como una
postura política prudente y válida acabó en un tema de control. Muchas personas
afirmarían que ya desde un buen principio se trató de un tema de control. Sea
como sea, las autoridades elegidas por el pueblo no hicieron pública la
información, eso suponiendo que ellas a su vez hubieran sido informadas. Así
pues, la información sobre el tema OVNI quedó exclusivamente reservada a una
poderosa élite. Aunque es posible que esta élite de poder tuviera varios
motivos para mantener las cosas en secreto, es obvio que han existido
filtraciones y que se han hecho circular informaciones distorsionadas para
mantener al público confuso y manipulado.
Mi información proviene de mis propias
experiencias. Soy ingeniero de profesión y entiendo todos los aspectos del
radar. He conocido personas que han desarrollado su carrera dentro de la
industria y que han oído incontables historias. Algunos de los relatos que han
llegado hasta mí podrían ser filtraciones y otros simplemente información
adquirida por deducción lógica. Éste es el telón de fondo frente al cual
situaré mi exposición. Empezaré por contarles mis propias experiencias
personales con los OVNI, empezando por la infancia
2 - ENCUENTROS CON LOS OVNI
Mi primera experiencia paranormal tuvo
lugar cuando tenía cinco o seis años. En una ocasión me desperté y vi lo que yo
creí que era el rostro de Dios mirándome desde la puerta. Estaba claro que no
era la cara de mi padre ni de mi madre. Tenía la piel de un color muy claro y
estaba rodeado por un largo cabello blanco. Aunque me encontré con ese rostro
muchas veces, no recuerdo ninguna otra experiencia inusual hasta la
adolescencia. Todavía no sé si la cara que veía estaba directamente relacionada
con mi ulterior relación con los OVNI.
Fue en 1961 o en 1962, a la edad de quince
o dieciséis años, cuando vi mi primer OVNI. Justo antes de esa época, mis
padres me habían construido un pequeño cobertizo rojo en el extremo de nuestro
patio posterior. Yo estaba loco por la electrónica y ellos querían que tanto yo
como mis juguetes saliéramos del interior de la casa. Decían que mientras
llevaba a cabo mis experimentos hacía los ruidos más espeluznantes que jamás
habían oído. Naturalmente, en esa época todavía no había aprendido a instalar
correctamente el retroalimentador negativo de un amplificador de sonido. Si
esto se hace mal, salen gritos y lamentos que parecen los de un alma en pena.
Tardé cierto tiempo en saber por qué. Resultó que todo lo que hacía falta para
anular los alaridos era invertir los conductores de las terminales de salida de
los transformadores, pero hasta que lo descubrí puede que el amplificador
estuviera emitiendo chillidos durante una semana. Mediante la construcción del
cobertizo, mis padres me permitían continuar con mi afición y al mismo tiempo
se aseguraban de que estuviera lo más lejos posible de la casa.
En poco tiempo tuve la cabaña llena de
receptores de radio y un par de viejos televisores. Incluso conseguí cierto
equipo de pruebas que parecía sacado del laboratorio de Marconi. Como yo tenía
más material de pruebas que todos mis compañeros de clase juntos, supongo que,
como estudiante de instituto, lo estaba pasando todo lo bien que podía.
Una noche en que estaba haciendo chapuzas
en mi laboratorio, no lograba que los transmisores de radio conectaran con otra
cosa que no fuera un extraño zumbido. Seguía apareciendo por los transmisores.
De repente, se fue la electricidad y las luces se apagaron. Salí fuera y
observé un objeto refulgente en forma de disco que flotaba en el patio a unos
60 metros del suelo. Calculé que el ancho sería de unos 15 metros y la altura
quizá de seis. El color era un blanco brillante. De forma repentina, el disco
pasó encima de mi cabeza y se marchó. Subió en vertical y después realizó
algunas maniobras imposibles antes de ascender de nuevo en línea recta. También
me di cuenta de que mi casa y las de toda la vecindad se habían quedado a
oscuras. Al cabo de un rato volvió la electricidad.
Lo siguiente que observé fue a mi madre
saliendo a toda prisa de la casa. Estaba muy excitada y dijo:
«¿Viste eso? ¿Viste eso?»
• Sí, mamá, claro que lo vi -respondí.
• ¿Sabes lo que era? -dijo. • No lo sé. Me
pareció un platillo volante.
Ella me dijo que, fuera lo que fuera, había
hecho que el televisor dejara de funcionar. Entonces le comenté que las radios
de mi taller también lo habían hecho.
Esta experiencia en particular fue mi
primer «encuentro en la primera fase». Éste es un término popular dentro del
mundo de la ufología que se refiere al avistamiento de un OVNI. Un «encuentro
en la segunda fase» es cuando se ve al OVNI aterrizar en una vecindad
inmediata. El «encuentro en la tercera fase» es cuando o bien la persona es
llevada a bordo o entra en comunicación con los alienígenas. A veces las
experiencias de abducción se denominan «encuentros en la cuarta fase». Ese
avistamiento de un OVNI en el patio de mi casa resultó ser el primero de
muchos.
Aproximadamente por esa época (primeros
años de la década de los sesenta) se dieron muchos avistamientos por la zona de
Islip, la ciudad de Long Island donde crecí y todavía sigo viviendo. Un día, recuerdo
que fue en 1964, me encontraba con un grupo de chicos del instituto. De
repente, la escuela empezó a vaciarse y todos los estudiantes corrieron hacia
fuera. Sobre el campo de béisbol de detrás de la escuela había un aparato en
forma de boomerang que realizaba algún tipo de maniobras aéreas. Era muy
extraño y parecía medir solamente unos 120 centímetros de diámetro. Todavía no
estoy seguro de lo que era, pero de súbito desapareció. Ése fue mi segundo
encuentro con un OVNI.
Ocurrían avistamientos con relativa
frecuencia cuando empecé mis estudios en el Suffolk Community College de
Selden. De hecho, numerosos estudiantes de todo el campus fueron testigos de
avistamientos. Como yo formaba parte del departamento de tecnología eléctrica y
poseía un conocimiento considerable de radio, decidí hacerlos un poco más
interesantes instalando todo tipo de analizadores de espectro, receptores de
radio y cámaras. El experimento salió bien. Una noche llegamos a filmar unos
OVNI en el cielo. Eran imágenes muy claras y todos aquellos que se quedaron
conmigo hasta tarde por la noche pudieron observar personalmente los
avistamientos. Todo ese material podía ser considerado como una actividad extra
del currículo escolar y por ello no estaba sometido a ningún tipo de medida de
seguridad.
Es por eso que, cuando llegué a la mañana
siguiente para recoger lo grabado, me decepcionó ver que habían sacado todas
las películas de las cámaras. Resultó que alguien de la universidad había
informado sobre nuestras actividades. La consecuencia fue que empezamos a ser
vigilados por algún tipo de autoridad gubernamental. Justo cuando habíamos
encontrado el filón, ellos actuaron rápidamente y nos confiscaron las pruebas.
A pesar de las dificultades con nuestros intentos de filmación, progresé en
otros aspectos. Esa temporada en la universidad fue la primera vez que tuve
oportunidad de analizar las ondas electromagnéticas o señales de identificación
que generan estos objetos en forma de platillo. Lo que aprendí de esa
investigación fue cómo reconocer los OVNI.
Estos aparatos producen una interferencia.
muy clara en las radios de onda corta y también en las bandas de frecuencia VHF
y UHF Los dibujos del espectro normalmente tenían forma de montaña. Aprendí a
reconocerlos principalmente por el sonido que se escucha por los altavoces
cuando están situados en el punto de captación AM, cuando el control automático
de volumen está apagado. En esas condiciones suenan como un murmullo, un
zumbido o un pitido. También existen ciertos patrones en el ruido de fondo que
se pueden captar. Conseguí llegar a detectarlos bastante bien y ahora lo hago
básicamente escuchando a través de auriculares.
Todo esto resultaba muy interesante pero
era estrictamente un trabajo extracurricular con respecto a mis tareas del
curso. A medida que los acontecimientos fueron avanzando, terminé ocupándome de
otros temas y cuestiones. El más destacado fue un proyecto antigravedad
bastante inusual que acabó en fracaso comercial y fue abandonado después de que
me presionaran para que lo dejara. Entre unas cosas y otras, no fue hasta
aproximadamente 1974 cuando tuve otro encuentro espectacular con un OVNI.
3 - A BORDO DE UN OVNI
Durante la mayor parte de la década de los
setenta estuve trabajando para un importante contratista de defensa de Long
Island. Fue en 1974 ó 1975 cuando mi jefe me dijo que había sido seleccionado
para formar parte de un grupo especial que analizaría cierta tecnología
extranjera localizada en una base no especificada de las Fuerzas Aéreas
estadounidenses. Supuse que lo que íbamos a examinar era algún tipo de
tecnología rusa o china y comenté que me encantaría unirme al grupo.
Entonces simplemente me dijo que la tarea
no era voluntaria tenía que ir. Fuimos seis los que subimos al avión que
despegó del aeropuerto Republic Field de Long Island. Volamos durante un rato y
después aterrizamos. Mirando desde el aire, calculé que nos dirigíamos a Ohio.
Así que tocamos suelo y antes de que pudiéramos desembarcar, el piloto avanzó
por la pista e inmediatamente entró en un hangar. Entonces nos llevaron
directamente del avión a la parte trasera de una furgoneta sin ventanas.
Después de viajar durante dos o tres horas,
no teníamos ni idea de dónde podíamos estar. Finalmente la furgoneta se detuvo
y se abrieron las puertas traseras. Salimos a algún tipo de hangar subterráneo
que se encontraba totalmente vacío. No había viento ni ningún tipo de
característica que pudiera describir el lugar, sólo puertas que se abrían y
cerraban. Desde una apertura se podía ver un pasillo. Nos llevaron por ese
pasillo hasta un control de seguridad, donde nos dieron una charla informativa
sobre el tema.
Ya he mencionado que en total formábamos un
grupo de seis personas. Uno de ellos era mi jefe, pero ni él ni ninguno de los
demás recuerda gran cosa de lo que pasó. La charla corrió a cargo de unos
empleados de las Fuerzas Aéreas, fácilmente reconocibles por sus uniformes. Mi
jefe entabló algunos diálogos bastante extensos con ellos. Finalmente, después
de ser informados sobre varios factores de seguridad, nos llevaron a otro
hangar, donde vimos un OVNI con forma de disco.
Yo miré a uno de los empleados de las
Fuerzas Aéreas y le dije: ¡Eh!, eso es un OVNI.»
El piloto dijo: «A callar. Se supone que no
debemos decir cosas como ésta. Es un aparato extranjero.» Entonces nos dijo que
nos encontrábamos en el Grupo de Tecnología Aérea Extranjera. Por supuesto se
trataba de una muy sagaz utilización del lenguaje. A continuación los empleados
de las Fuerzas Aéreas que representaban al Grupo de Tecnología Aérea Extranjera
procedieron a ofrecernos una visita guiada del OVNI.
Desde fuera, el aparato era plateado y
tenía el aspecto del típico platillo volante en forma de disco. Parecía tener
unos 15 metros de diámetro y 6 metros de alto. También tenía una cúpula de
quizá unos 4,5 metros de ancho. Toda la nave descansaba sobre tres patas que
salían de la parte inferior. Había una rampa que ascendía desde el suelo hasta
una puerta situada en el borde del artefacto.
El aspecto más sorprendente de este platillo
volante se hizo patente cuando subí a bordo. Por dentro era absolutamente
enorme. La nave sólo medía unos 15 metros de diámetro, y s in embargo caminamos
en una dirección durante lo que me parecieron unos diez minutos. El espacio era
de literalmente cientos o miles de pies. En aquel momento no lo supe explicar.
Con los conocimientos que ahora poseo, está claro que penetramos en una
realidad artificial cuando entramos en la nave. Este es un aspecto clave para
la construcción de un OVNI y su capacidad de viajar de un lugar a otro. Más
adelante hablaré sobre ello.
Aunque he dicho que caminábamos por una
realidad artificial, era algo tan real como la habitación en la que usted esta
sentado ahora mismo. El siguiente punto de interés que observé es que no se
podía ver ningún tipo de control. Ni botones, ni palancas, ni mandos. Mientras
caminábamos por el pasillo de compartimiento en compartimiento, las luces se
encendían justo antes de que entraramos. Miré hacia atrás y vi que las luces se
apagaban cuando nosotros salíamos de una zona. La iluminación estaba muy bien
controlada. Mientras seguíamos inspeccionando el aparato, uno de los empleados
de las Fuerzas Aéreas nos informó de que el platillo originalmente había tenido
una atmósfera extraña, pero que había sido «retroequipado» para que ésta fuera
compatible con los seres humanos.
Finalmente llegamos a un compartimiento
que. identificamos como la sala de control. La parte más destacada de esta zona
eran tres butacas colocadas en la parte frontal. Cuando digo butacas quiero
decir exactamente eso. Estaban diseñadas para poder reclinarse cómodamente. En
la parte trasera había un conjunto de asientos más pequeños. Nuestro grupo fue
informado entonces de que las butacas contenían todo tipo de bobinas, cables y
otros objetos. Resultaba evidente que cuando una persona o entidad se
encontrara reclinada en la butaca, ésta podría captar los pensamientos
directamente de su mente. Los lectores de The Montauk Project: Experiments in
Time observarán que esta tecnología resulta increíblemente similar a la de la
así llamada Silla de Montauk.
En las paredes, frente a las butacas, había
cuatro pantallas de observación. Éstas estaban también conectadas con los
procesos mentales del operador. Sentado en la silla, uno podía solicitar ver
diferentes mapas, cartas estelares o fotografías del exterior del aparato. Sólo
con pensarlo, uno podía observar lo que había fuera del aparato, en cualquier
dirección.
Detrás de las pantallas de observación
había otra pequeña sala que contenía una gran cantidad de cristales de roca.
Éstos, conectados en varios puntos por cables, estaban rodeados por unas
bobinas en espiral. Las paredes de esta sala no eran más que pantallas de
observación. No existían ventanas, ni aquí ni en ningún otro lugar del aparato.
Entonces nos subieron a un nivel superior
al del área de control. Aquí se encontraban las habitaciones de la tripulación.
Además de las instalaciones habituales, este nivel contenía laboratorios y una
amplia instalación médica. Los laboratorios contenían mesas de gran tamaño,
posiblemente para la experimentación con seres humanos.
Bajo la sala de control, en la parte
inferior del platillo, había una habitación enorme llena de diferentes
agrupaciones de cristales, todos interconectados por cables.
Ni yo ni mis colegas pudimos reconocer nada
de la habitación, excepto que la instalación eléctrica estaba muy bien hecha.
Parecía consistir básicamente en oro, plata y platino. Nos dijeron que no había
gran cosa de cobre.
Saliendo de esta amplia «sala de cristales»
había cuatro habitaciones más pequeñas que conectaban con cuatro cápsulas
semicirculares situadas debajo del centro de la nave. Cada una de estas
cápsulas contenía un surtido de lo que parecían ser antenas. La sección
inferior del platillo quedaba aislada del resto de la nave y estaba rodeada por
una enorme bobina. Esta bobina en realidad consistía en un montón de vueltas de
alambre grueso y se parecía a un neutralizador magnético de los que se utilizan
en los televisores. La enorme bobina estaba conectada con el conjunto de
cristales de la sala central, que parecían ser el núcleo central de energía.
Así es cómo estaba básicamente construida la nave.
Por la tecnología que pude observar,
quedaba claro que la propulsión del aparato estaba basada en principios
electromagnéticos. Las cuatro cápsulas contenían antenas que generaban un campo
eléctrico. El campo magnético lo aportaba la bobina eléctrica antes citada. Más
adelante daré una descripción más detallada. Como parte de nuestra
investigación, activamos las bobinas del platillo y colocamos voltímetros en
los cables para poder medir los diferentes voltajes. También observamos
corrientes alternas, varias formas de ondas y diferentes frecuencias. Se hizo
levitar el aparato entre 3 y 6 metros sobre el suelo del hangar para que
pudiéramos llevar a cabo otros experimentos y pruebas. Habían instalado todo
tipo de antenas y equipo electrónico muy sofisticado; algunas piezas eran
únicas. Nunca las había visto antes ni las he vuelto a ver después, excepto en
esa ocasión. Había algunos analizadores de señales, de espectro y computadoras
muy avanzadas.
Basándome en mis primeras observaciones y
en las teorías propuestas por nuestro grupo, tenía que existir algún tipo de
sistema técnico de manipulación de la realidad. Si definimos la realidad como
un sistema de percepción pactado y una interacción que se atiene a ciertas
reglas, la manipulación de la realidad se refiere a alteraciones de ese
sistema. O, lo que es más importante, a crear un sistema diferente que pueda
actuar de interfaz con el sistema original de realidad.
Sé que si yo estuviera construyendo una
nave espacial no querría depender de una nave que mantiene artificialmente
(mediante una máquina) un espacio enorme dentro de un aparato pequeño. Si las
maquinas fallaran, todo se encogería y quizá desaparecería. Sería una
pesadilla. Si fuera yo quien la construyera, querría un sistema pasivo. No
habría electricidad ni fuerza. Teniendo en cuenta la forma física de la
estructura del aparato que había examinado, estaba claro que tenían que haber
creado una realidad alternativa en su interior. El cómo realizarlo ya es otro
tema y mas adelante hablaré de ello.
Después de trabajar con mi equipo de
ingenieros, llegué a la conclusión de que había un único sistema tras los
controles que utilizaba las tres butacas para captar órdenes de los seres
sentados en ellas. El conjunto de cristales detrás de la sala de control era
una computadora. En cuanto a la mayor agrupación de cristales de la planta
inferior, junto con los despliegues de antenas, todo ello dentro de una bobina
que rodeaba la base, lo definí como un generador de realidad espacio-temporal.
Era un sistema autónomo y al parecer una instalación sencilla.
Tras regresar a mi trabajo en Long Island,
mis compañeros no hicieron mención alguna a la visita al platillo volante. Se
trataba de un asunto confidencial y no debíamos hablar sobre el mismo.
Cuando finalmente les pregunté, no se
acordaban. Al mismo tiempo, yo tenía mis propios problemas de memoria. Estaba
viviendo una vida soterrada de la que no tuve conocimiento completo hasta años
después. Fue en esa «otra» vida donde pude ser testigo de otro OVNI. Ello
ocurrió en las instalaciones subterráneas de Montauk. En mi vida soterrada,
estaba trabajando tanto en los laboratorios Brookhaven como en el proyecto
Montauk y vi ese aparato durante un encargo de trabajo. Ese platillo era de
forma más ovalada que el de Wright-Patterson que ya he descrito. Tenía las
mismas pantallas de observación y butacas, pero también mandos y botones,
además de varios sistemas operativos.
Para ese proyecto yo no estaba encargado de
una manipulación inversa, sino que únicamente me habían pedido que ayudara a
desmontar los diferentes sistemas, así como la propia nave. El aparato se podía
desmontar por secciones, que es algo parecido a las informaciones que han
circulado sobre las naves de los alienígenas grises. En los dos platillos que
pude observar de cerca, el casco parecía formar una unidad completa. Mientras
desmontábamos el aparato de Montauk me pareció ver un sistema de control, otro
de ordenadores y algún tipo de propulsión, pero nunca pude descubrir
exactamente de qué se trataba.
También había algún tipo de sala de radio.
Es evidente que este aparato no funcionaba con un único sistema de manejo
correlativo como el que he descrito anteriormente. Este platillo nunca fue
activado, pero no estoy seguro de por qué. Quizá no podían hacerlo funcionar o
no sabían cómo hacerlo.
Para mí está claro, por lo que he podido
experimentar personalmente, que el OVNI de WrightPatterson era la forma más
avanzada disponible y podríamos considerarlo como el Cadillac de los platillos
volantes. La única cosa más avanzada sería un vehículo puramente espiritual.
Profundizaré en los aspectos técnicos de este vanguardista platillo volante,
pero antes relataré mi siguiente encuentro personal con un OVNI.9
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