El aura
tiene de por sí una defensa natural, como lo tiene la piel, que además es lo
que le permite separar energéticamente un cuerpo áurico de otro aunque estén en
contacto (en el metro, por ejemplo, que vamos todos apretaditos, las auras se
tocan pero debido a esta cualidad intrínseca defensiva nunca se mezclan;
En el
acto sexual lo que se persigue es lo contrario: la unión; las defensas bajan,
las auras de las dos personas se fusionan y la energía se mezcla.
Si uno de
los dos trae porquería en su cuerpo áurico, los dos acaban compartiendo esa
porquería.
Cuando
las dos personas se separan, cada uno tiene algo de energía del otro, con lo que
eso conlleva. Si ninguno de los dos tenía porquería pero practican sexo sin
amor, la Lujuria perturba su energía y puede crear suciedad en el aura.
El sexo
es un poderoso vehículo muy elevado, espiritual, que se diseñó para recordar el
momento de la Creación, y despierta las mismas fuerzas primarias creadoras. Una
energía tan potente es como un faro enorme de luz. Movida por la Lujuria, esta
luz se distorsiona y atrae entes de energía igualmente perturbada.
El Amor,
sin embargo, supone una entrada de la energía más elevada, y hace que la
relación entre dos personas tan sólo atraiga bendiciones, estén protegidos y
evita la distorsión energética. Esto es importante: no es malo el sexo, pero lo
que hacemos con él puede perjudicarnos o beneficiarnos, puede cambiarnos para
siempre.
Un
lujurioso que lleve hasta el extremo su Lujuria ni siquiera podrá tener una
relación sexual placentera porque todo le sabrá a poco.
Así que
espero que no te cargues de porquería esta noche y tengas sexo con amor
reciproco.