Se trata de una técnica sencilla para equilibrar los centros energéticos
y los cuerpos internos.
1 – Se hace una invocación a lo que uno considere sagrado. Sea el
Cristo, sea la Virgen, y con la oración que uno sienta, sea el Padre Nuestro,
etc.
2 – Debe sentirse como la energía llega a nosotros, bañando todo el
lugar y nuestro cuerpo. No se puede pasar el siguiente punto si esto no ocurre.
Si demora es por falta de concentración, así que continuar con la práctica
poniendo Amor y fe, hasta que llegue la energía.
3 – Cuando se llega al punto de saturación entonces se comienza a
trabajar. Se colocan las palmas de las manos en los chakras, imaginando los
colores de cada uno, según uno lo haya recibido.
En este punto hay variaciones pero de todas maneras la práctica
funciona.
Se impone las propias manos en la cabeza, en la nuca, las dos manos en
la nuca, en el entrecejo, en los hemisferios cerebrales, en la garganta, en el
corazón, en el esternón, en el plexo solar, en el hígado, en el bazo (estos se
hacen juntos, con las dos manos).
En los riñones. En los hombros. En el ombligo, en el pubis, en el coxis,
en los órganos sexuales, en las ingles, en la cara interna de los muslos, en
las rodillas, en las pantorrillas, en las plantas de los pies.
También en la parte superior externa de los brazos. Se masajean también
los dedos de los pies. En cada imposición hay que manejar la energía que
invocamos para poder irradiarla hacia los centros.
En las palmas de las manos están los chacras de la sanación. Uno puede
imaginar los estigmas del Cristo en sus palmas, para concentrarse mejor.
4 – Luego de todo esto coloca las palmas de las manos en el corazón, la
derecha sobre la izquierda, y llama invocando a los cuerpos internos, los
cuales tienen inteligencia, se les pide que se conecten unos con otros,
alineandose, y podemos hacer una oración que nos comunique con la Voluntad del
Padre.
*Entrego mi voluntad a Dios, acepto lo mejor de la vida, ofrezco mi
corazón a la obra del Cristo en la tierra, soy un ser de luz, irradio luz para
mí y para mis hermanos. Amén*
Se pide al Cristo interno que los cuerpos se conecten para recibir su
fuerza. Luego se agradece y termina la práctica