Los corazones rotos son el pan
nuestro de cada día en nuestra bien amada sociedad productiva pero muy
disfuncional, en donde todo el mundo está esperando a que el otro cambie para
poder ser feliz… ¿No se han cansado de este juego de conductas autofrustrantes?
… “Me amas, te amo. Te doy, debes darme. Eso es lo justo para todos”. ¿Saben
una cosa?... Están condicionados a vivir dolidos, resentidos y frustrados para
el resto de su vida. Llegará un momento en que no desearán volverse a enamorar
por temor a sufrir, o en donde simplemente ya no creerán en el Amor y ahogarán
sus penas en alcohol.
Estas situaciones y muchas más,
son el resultado de un complejo esquema mental lleno de basura que llevamos
encima sin ser conscientes de ello. Estamos tan convencidos del modelo de Amor
disfuncional que nos vendieron, que pese a que la experiencia nos dice
constantemente que no existe tal cosa como el príncipe azul y la dama rosa,
insistimos en aferrarnos a esos conceptos... ¿Y saben por qué?... Estamos
llenos de carencias afectivas, de mucha desvalorización e inseguridad, por ello
sentimos el fuerte impulso de compensarnos a través de otro, de que sostenga
nuestra propia valía por medio de sus acciones de reconocimiento y aprecio.
Ari Shemoth