LA SABIDURÍA DEL CUERPO - por Deepak Chopra
En
una revolución médica radical, los científicos han accedido a una dimensión
oculta que nadie sospechaba: las células nos han superado en inteligencia durante
millones de años. De hecho, su sabiduría, más antigua que la cortical, puede
ser el mejor modelo de lo único anterior a ella: el cosmos. Quizá el universo
también nos supera en inteligencia. Adonde quiera que vea, puedo percibir lo
que la sabiduría cósmica intenta. Es muy similar a lo que yo pretendo: crecer,
expandir, crear; la diferencia es que mi cuerpo coopera con el universo mejor
que yo.
Las
células no tienen inconveniente en participar en el misterio de la vida. La
suya es una sabiduría de pasión y compromiso totales. Intentemos relacionar las
cualidades de la sabiduría corporal con las dimensiones ocultas que deseamos
descubrir.
LA INTELIGENCIA DEL CUERPO
Tienes
un propósito superior. Estás en comunión con la totalidad de la vida. Tu conciencia
está siempre abierta al cambio: percibe momento a momento lo que ocurre en tu
entorno. Aceptas a los demás como tus iguales, sin prejuicios. Afrontas cada
momento con creatividad renovada, sin aferrarte a lo antiguo o lo gastado.
Tu ser se mueve al ritmo del universo. Te sientes seguro y atendido. Tu
concepto de eficiencia es dejar que el flujo de la vida te traiga lo que
necesitas. Fuerza, control y lucha no son tu procedimiento. Sientes conexión
con tu origen. Estás comprometido con la generosidad, fuente de toda
abundancia. Valoras todos los cambios, incluso el nacimiento y la muerte, en
función de la inmortalidad. Lo que menos cambia es lo más real. Ninguno de estos temas
son aspiraciones espirituales; son hechos cotidianos en el plano de las células.
PROPÓSITO
SUPERIOR:
cada célula del cuerpo acuerda trabajar por el bien del todo; el bienestar
individual es secundario. Si es preciso, morirá para proteger al cuerpo (lo que
ocurre con frecuencia). El egoísmo resulta inconcebible, incluso cuando la
supervivencia de las células está en juego.
COMUNIÓN: cada célula
permanece en contacto con todas las demás. Hay células mensajeras que corren en
todas direcciones para notificar a los puestos avanzados más lejanos cualquier
intención o deseo, por pequeño que sea. Retirarse o negarse a comunicar resulta
inconcebible.
CONCIENCIA: las células se
adaptan a cada momento. Son flexibles para responder a cada situación. Mantener
hábitos rígidos resulta inconcebible.
ACEPTACIÓN: las células
reconocen que cada una es igualmente importante. Todas las funciones del cuerpo
son interdependientes. Realizarlas de manera aislada resulta inconcebible.
CREATIVIDAD: aunque cada célula
cumple funciones específicas (las células hepáticas, por ejemplo, realizan 50
tareas distintas), éstas se combinan de manera creativa. Una persona puede
digerir alimentos que nunca había comido, concebir pensamientos nuevos o bailar
de un modo nunca visto. Aferrarse a conductas anquilosadas resulta
inconcebible.
ESTAR: las células obedecen
al ciclo universal de reposo y actividad. Aunque este ciclo se manifiesta de
distintas formas (niveles hormonales fluctuantes, presión sanguínea, ritmos
digestivos), su expresión más obvia es el sueño. Sigue siendo un misterio por
qué necesitamos dormir, pero si no lo hacemos sufrimos disfunciones graves. El
futuro del cuerpo se incuba en el silencio de la inactividad. La actividad
obsesiva o la agresividad resultan inconcebibles.
EFICIENCIA: las células operan
con la menor cantidad posible de energía. En general, sólo almacenan tres
segundos de alimento y oxígeno dentro de la pared celular. Confían totalmente
en que se les proveerá. El consumo excesivo de alimento, aire o agua resulta
inconcebible.
CONEXIÓN: debido a su herencia
genética común, las células saben que, en esencia, son iguales. El hecho de que
las células hepáticas sean diferentes de las cardiacas, y
las musculares de las cerebrales, no contradice su identidad colectiva, que es
inalterable.
DAR: la actividad
principal de las células es dar, lo que mantiene la integridad del resto. El
compromiso total con la concesión produce automáticamente la recepción, la otra
mitad de un ciclo natural. El acopio resulta inconcebible.
INMORTALIDAD: las células se
reproducen para transmitir a su descendencia, sin restricciones, su
conocimiento, experiencia y talentos. Es una clase de inmortalidad práctica:
someterse a la muerte en el plano físico, pero vencerla en el no físico. La
brecha generacional resulta inconcebible. Es lo que mis células
han convenido. ¿No es un pacto plenamente espiritual? La primera
cualidad -seguir un propósito superior- corresponde a los atributos
espirituales de renunciación o desprendimiento; dar es devolver a Dios lo
que es de Dios; la inmortalidad coincide con la creencia en la vida después
de la muerte. Sin embargo, al cuerpo no le conciernen los apelativos adoptados
por la mente. Para él, estas cualidades son simplemente la manera en que
funciona la vida, el resultado de la expresión biológica de la inteligencia
cósmica a lo largo de billones de años. El misterio de la vida manifestó su
potencial pleno con gran paciencia y cuidado: aun hoy, el acuerdo que mantiene
unido mi cuerpo parece un secreto porque, a juzgar por las apariencias, no
existe. Más de 250 clases de células realizan sus actividades diarias (las 50
funciones que cumplen las células hepáticas son exclusivas de ellas y no se
superponen a las de las células musculares, renales, cardiacas o cerebrales) y
sería catastrófico que tan sólo una de ellas se malograra. El misterio de la
vida ha encontrado el modo de expresarse perfectamente por mi conducto.
Relee
la lista de cualidades y presta atención a lo señalado como «inconcebible»: egoísmo,
incomunicación, aislamiento, consumo excesivo, actividad obsesiva y
agresividad. Si nuestras células no se comportan de este modo, ¿por qué
lo hacemos nosotros? ¿Por qué, si la avaricia provoca la destrucción de las
células (la avaricia es el principal pecado de las células cancerígenas), la
consideramos buena para nosotros? ¿Por qué nuestro consumo desemboca en una
epidemia de obesidad mientras nuestras células reducen el suyo al mínimo? La
conducta que aniquilaría a nuestros cuerpos en un día es la que los seres
humanos hemos adoptado. Hemos traicionado la sabiduría de nuestro cuerpo y,
peor aún, ignorado el modelo de una vida espiritual perfecta.