Cuando las personas comienzan a realmente vivir, es que dentro de sus cerebros, se comienza a pensar que es el ocaso, que llegaron a la culminación de sus vidas, esperando el descenso, con un pensamiento así, jamás podrán disfrutar de la vida ya que todo les pesara.
Además muchas veces comienzan a preguntarse si hicieron bien o mal, a evaluar, a desear desde esa prespectiva de necesidades y carencias, entonces la vida se va volviendo aburrida, monótona y hasta molesta, por el pensamiento común que van adquiriendo, y así es como dejan de evaluar, la verdad de la vida.
Si realmente contemplaran, que están ahí porque simplemente están y desde ahí realizar sus actividades, sin estar pensando en las decisiones de un pasado, en donde se actúo de la mejor manera que había en ese momento, las personas comenzarían a vivir en lugar de padecer.
Miren a las personas con estas ideas: me tapo, porque si me enfrío, me resfrío; no salgo porque hace aire; que molestos los niños, como gritan; debo vitaminarme, para estar mejor; debo hacer ejercicio… y así una serie de ideas de debo.
Cuando ponemos a todo lo que realizamos la palabra debo, está fuera de la creatividad, deseo, placer, sino de una necesidad creada por algo, que vimos, escuchamos y creímos, y es así como en los debo, vamos haciendo la vida, y cada día más y más cosas de hacer y pensar, fuera de las maravillas que da el vivir, porque entre tanto debo se fue el placer de vivir, se les olvido vivir.
Sería mejor a lo mejor realizar más cosas que dieran placer y armonía en el estar de la vida sin dependencias, para dar un giro a la vida, porque si se sigue así, es que se comienza a descender, y eso sucede por tanta idea preconcebida.
Saber vivir es sencillo, es disfrutar, todo sin padecer, la comida, las compañías, platicas, y hasta situaciones que podrían ser complicadas, a veces podríamos reírnos, porque es en la risa, que podríamos comenzar a existir.
Eso es sencillo, entonces la felicidad esta en lo sencillo de ser, por lo que a disfrutar se ha dicho.